Tacna, tierra heroica y símbolo de patriotismo, fue escenario el 29 de agosto de 1975 de un episodio que, con el paso del tiempo, muchos consideran nefasto para el Perú: el golpe de Estado de Francisco Morales Bermúdez contra Juan Velasco Alvarado, bautizado como el Tacnazo.
De la esperanza a la traición
En medio de una crisis económica y política, Morales Bermúdez justificó su levantamiento como una “corrección” al proceso revolucionario. Sin embargo, lo que siguió no fue la corrección de errores, sino un progresivo retroceso social y político que culminó en un país debilitado, con inflación, descontento popular y el retorno de viejas prácticas autoritarias.
El Tacnazo no significó la salvación que algunos anunciaban, sino el inicio de un lento derrumbe que afectó sobre todo a las clases populares, que quedaron a medio camino de las reformas velasquistas.
El rol de Tacna y sus “feloncitos”
En Tacna, epicentro del golpe, hubo sectores que salieron a respaldar el nuevo régimen. Entre ellos, un grupo de jóvenes encabezados por Fredy Gambetta y Luis Cavagnaro, quienes pronunciaron sendos discursos uno a nombre de la juventud y y el otro a a nombre de los intelectuales en apoyo al golpe militar de Morales Bermudez.
Aquel gesto, que en su momento fue visto como entusiasmo patriótico, pronto se convirtió en motivo de crítica. La historia —y la propia población— terminaron recordando a quienes aplaudieron la maniobra de Morales Bermúdez como los “feloncitos”, por haber respaldado un golpe que abrió la puerta a años de retroceso.
La sombra internacional
Aunque no existen pruebas concluyentes, diversos investigadores sostienen que el golpe fue recibido con alivio en Washington. No es casual que, bajo Morales Bermúdez, el Perú se alineara con la Operación Cóndor, la red represiva coordinada por las dictaduras sudamericanas con apoyo logístico de la CIA.
Así, lo que se presentó como una “segunda fase revolucionaria” terminó siendo un alineamiento con la geopolítica de la Guerra Fría, más preocupado por frenar el avance de movimientos populares que por responder a las demandas sociales internas.
Un saldo negativo
Lejos de mejorar las condiciones del país, el régimen de Morales Bermúdez llevó al Perú a una de las crisis más profundas de su historia reciente. La inflación, la paralización de reformas y la represión social marcaron el periodo 1975–1980.
Aunque se convocó a una Asamblea Constituyente y se abrieron las puertas al retorno democrático en 1980, lo cierto es que el Tacnazo significó un retroceso histórico que desvió el rumbo de un proceso de cambios iniciado por Velasco.
Tacna y la memoria incómoda
El Tacnazo ratificó que Tacna no solo es escenario de gestas heroicas, sino también de contradicciones. La ciudad donde se proclamó el golpe quedó asociada a un episodio que debilitó al país y que dividió a su propia población.
Hoy, casi cincuenta años después, la memoria del Tacnazo nos interpela: no fue una gesta de liberación, sino un acto de oportunismo político que hipotecó al Perú. Y en Tacna, los ecos de aquel día aún recuerdan a los “feloncitos”, aquellos que aplaudieron lo que la historia terminó juzgando como un error nacional.
