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El país que Dina no ve: Un mensaje presidencial entre cifras falsas y silencio

Con más de cuatro horas de exposición, la presidenta Boluarte ofreció un discurso técnico y triunfalista, pero esquivó las heridas abiertas de su gobierno: muertes impunes, pobreza persistente y una ciudadanía que ya no la escucha.

Redacción Visión Macrosur.- En su mensaje presidencial por Fiestas Patrias, la presidenta Dina Boluarte habló durante cuatro horas y once minutos, pero no dijo lo que el país necesitaba oír. Habló de cifras, de megaproyectos, de crecimiento económico, de estabilidad fiscal. Pero guardó silencio sobre las vidas perdidas, la legitimidad quebrada de su gobierno y la desafección profunda que atraviesa al Perú desde los Andes hasta la Amazonía.


📉 Un país en números, pero no en rostros

Según Boluarte, el Perú está en recuperación. El crecimiento proyectado, el déficit controlado, las reservas internacionales en aumento y las inversiones privadas en camino dibujan —en su relato— un panorama alentador. Pero ese discurso tecnocrático ignora una realidad más cruda: la del agricultor endeudado, la madre que no consigue medicamentos en el centro de salud, la joven que se va del país porque aquí no ve futuro.

Hablar de éxito macroeconómico sin tocar la crisis social que carcome al país es, como mínimo, un acto de desconexión política. O de indiferencia.


❌ Los silencios que pesan más que las palabras

No hubo una sola línea para las víctimas de las protestas de 2022 y 2023. Ni una referencia a las investigaciones en curso, ni un gesto de reconocimiento, menos aún una disculpa. El dolor sigue ahí, en Ayacucho, en Puno, en Juliaca. No se borra con cifras, ni con promesas.

Boluarte eligió el olvido como estrategia, como si callar fuera una forma de absolverse. Pero ese silencio también comunica: comunica desprecio, desdén, o al menos, cálculo político.


💬 Un tono defensivo, no presidencial

Lejos de construir puentes, Boluarte optó por el discurso confrontacional. Arremetió contra quienes —según ella— buscan desestabilizar el país, pero no ofreció diálogo, ni reformas democráticas, ni autocrítica institucional. Su llamado a un «pacto por la paz y la democracia» llegó tarde y sin sustancia.

Mientras tanto, afuera del Congreso, el Perú profundo sigue sin respuestas. Las comunidades golpeadas por la minería ilegal, los docentes que enseñan sin materiales, las regiones sin agua potable ni vías transitables, no encontraron esperanza en su voz.


📉 Desaprobación que no se enfrenta, solo se niega

Con una aprobación que no supera el 3 %, según los sondeos más recientes, y tras el escándalo del aumento de sueldos para altos funcionarios, Boluarte parece gobernar de espaldas a la mayoría. Su estrategia parece centrarse en sobrevivir hasta el 2026, más que en transformar el país.

La promesa de elecciones libres es lo mínimo esperado. Pero sin reformas políticas, sin lucha frontal contra la corrupción, sin limpieza institucional, lo que se avecina es una repetición del mismo ciclo de frustración y ruptura.


📌 Conclusión: El país que no habló

Dina Boluarte tuvo la oportunidad de hacer un gesto de humildad histórica, de tender la mano a los sectores heridos, de proponer un nuevo rumbo ético. No lo hizo. Prefirió el discurso largo al discurso valiente.

En su mensaje, el país que sufre no tuvo voz. El Perú del dolor, de la resistencia, de la dignidad ofendida quedó fuera del guion.

Y eso también es un mensaje.

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