INFOBAE, uno de los medios digitales más influyentes en el ámbito hispanohablante, ha sido objeto de controversia debido a su aparente alineación con ideologías ultraconservadoras. Fundado en 2002 por el empresario Daniel Hadad, el medio argentino se ha consolidado como un referente informativo, pero su línea editorial ha suscitado críticas y cuestionamientos.
Con titulares alarmistas y un enfoque parcializado que prioriza temas como la defensa del libre mercado, la crítica a movimientos progresistas y el respaldo a líderes conservadores, INFOBAE se ha posicionado como un medio con inclinaciones claras. Sus coberturas suelen destacar fallos de gobiernos de izquierda en la región, mientras exalta políticas neoliberales como soluciones únicas a los problemas económicos.
Diversos sectores han señalado al medio por su parcialidad. Organizaciones de derechos humanos y académicos han cuestionado la forma en que INFOBAE presenta ciertas noticias, acusándolo de promover una narrativa que criminaliza protestas sociales y deslegitima demandas populares. Además, se le acusa de amplificar discursos de odio bajo la apariencia de libertad de expresión.
INFOBAE no solo es un medio informativo, sino también un actor económico con intereses definidos. Su influencia se ve respaldada por alianzas estratégicas con corporaciones y grupos financieros que comparten su visión ideológica. Esto refuerza la percepción de que su contenido responde a intereses particulares y no siempre al rigor periodístico.
En un contexto político polarizado, INFOBAE ha logrado expandir su alcance más allá de Argentina, consolidándose como una fuente de información para públicos en toda América Latina. Sin embargo, este impacto no está exento de críticas. En países como Bolivia, Venezuela y México, el medio ha sido señalado por ofrecer una cobertura sesgada que refuerza tensiones políticas.
INFOBAE se ha convertido en un caso paradigmático del poder de los medios digitales en la configuración de la opinión pública. Su inclinación hacia la ultraderecha puede ser una estrategia editorial legítima, pero también plantea interrogantes sobre el papel de los medios en una sociedad democrática. En un panorama donde la pluralidad de voces es esencial, la imparcialidad sigue siendo un desafío pendiente.