N.R.- Increíblemente el alcalde Juan Ordoñez Salazar suspendió la sesión de concejo que ya se tenia programa anteriormente y ordenada por el JNE, no dio explicaciones, ni siquiera explicó a la concurrencia del porque suspendía esta sesión, se levantón, agarró el libro de actas y raudo se salió de sala de sesiones.
Contra todo pronóstico, el alcalde del distrito de Ilabaya (Tacna), Juan Ordóñez, evitó que el Concejo Municipal discuta el pedido de vacancia en su contra, generando una nueva polémica en la gestión municipal.
En un primer intento por dilatar el proceso, el burgomaestre presentó una “cuestión previa”, señalando que la ciudadana Isabel Alvarado, promotora del pedido, no sería del distrito. No obstante, este argumento resultó inconsistente y sin asidero, pues la mencionada señora es ampliamente reconocida en Ilabaya como vecina activa y participante de la vida comunal.
La maniobra no solo careció de sustento, sino que fue rechazada de manera unánime por todos los regidores, lo que demostró la falta de apoyo político que enfrenta el alcalde dentro del Concejo Municipal.
Ante la negativa de los regidores, Ordóñez reaccionó de manera sorpresiva y cuestionable: se levantó en medio de la sesión, tomó las actas y libros oficiales, y se retiró del recinto, con lo que en los hechos suspendió arbitrariamente la reunión. Este accionar impidió que el concejo continúe con el debate, dejando en suspenso la decisión sobre la vacancia.
La situación ha generado un clima de indignación y desconfianza entre la población, que observa cómo se intenta entorpecer un proceso democrático mediante maniobras políticas y acciones irregulares. La población exige que el caso no quede impune y que las autoridades competentes —incluyendo al Jurado Nacional de Elecciones y a la Contraloría— tomen cartas en el asunto para garantizar que el proceso de vacancia se desarrolle con total legalidad y transparencia.
Diversos dirigentes locales señalan que este episodio confirma un patrón en la gestión de Ordóñez, marcado por la falta de transparencia, el autoritarismo y la ausencia de rendición de cuentas, lo cual ha debilitado la confianza ciudadana en la autoridad municipal.
Lo ocurrido en Ilabaya no es un simple incidente en una sesión de concejo, sino un precedente peligroso para la democracia local. Un alcalde que se retira con las actas y suspende arbitrariamente una sesión demuestra no solo falta de respeto hacia los regidores y la ciudadanía, sino también un intento de aferrarse al cargo a cualquier costo, incluso por encima de la ley. La población de Ilabaya merece autoridades que actúen con transparencia, valentía y respeto a las normas, no con maniobras que solo profundizan la crisis de confianza en la política local.