La muerte de Mario Vargas Llosa, acaecida el 13 de abril de 2025 en Lima a los 89 años, marca el fin de una era en la literatura hispanoamericana. Su partida no solo deja un vacío en las letras, sino que también invita a una reflexión crítica sobre su legado, sus contradicciones y su impacto cultural y político.
Vargas Llosa fue una figura central del «Boom latinoamericano», junto a autores como Gabriel García Márquez y Julio Cortázar. Obras como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral y La fiesta del Chivo no solo renovaron la narrativa en español, sino que también ofrecieron una mirada incisiva sobre el poder, la violencia y la libertad en América Latina. Su estilo narrativo, caracterizado por estructuras complejas y análisis profundos de las realidades sociales y políticas, consolidó su lugar destacado en la literatura contemporánea .
Sin embargo, su figura pública no estuvo exenta de controversias. Tras una juventud influenciada por el marxismo, Vargas Llosa se convirtió en un defensor del liberalismo, postura que lo llevó a postularse a la presidencia del Perú en 1990, elección que perdió frente a Alberto Fujimori . Esta evolución ideológica generó críticas y debates sobre la coherencia entre su pensamiento político y su obra literaria.
En sus últimos años, el autor expresó su deseo de seguir escribiendo hasta el final de sus días, afirmando: «Me gustaría que la muerte me hallara escribiendo, como un accidente» . Su última novela, Le dedico mi silencio, publicada en 2022, es un homenaje a la música peruana y a su exesposa Patricia Llosa, y refleja su constante búsqueda de nuevas formas de expresión.
La reacción a su fallecimiento ha sido global. Líderes políticos en todo el mundo, así como instituciones culturales, han destacado su legado literario imperecedero . No obstante, también es momento de reconocer que su figura generó divisiones, especialmente por sus posturas políticas y su participación en debates públicos.
La muerte de Vargas Llosa nos obliga a confrontar la complejidad de su legado: un escritor brillante, un intelectual comprometido y una figura polémica. Su obra seguirá siendo objeto de estudio y discusión, reflejando las tensiones y contradicciones de una América Latina en constante búsqueda de identidad y libertad.
