Tacna, Perú – En medio de un marcado rechazo ciudadano hacia el Congreso de la República —que apenas alcanza un 4% de aprobación, según las últimas encuestas—, el presidente del Legislativo, Eduardo Salhuana, los congresistas Esmeralda Limachi, Eduardo Cavero, Jaime Quito y Segundo Quiroz Barboza llegaron este jueves a la ciudad de Tacna con la justificación de “anunciar” la recientemente aprobada Ley de Formalización de Predios Rurales, una ley que aún no esta reglamentada o sea aún no esta en funcionamiento, una norma que, según especialistas, terminaría beneficiando a traficantes de terrenos más que a agricultores genuinos. Cita esta que finalmente se dio en el estadio «Joel Gutierrez» del distrito albarracino, donde en ceremonia con bombos y platillos dieron sus discursos indicando que estan «trabajando» para el pueblo
Durante un acto público en compañía de algunas autoridades locales entre ellos el alcalde de GAL Niel Zavala, Salhuana celebró la aprobación de la norma como un supuesto avance para el desarrollo rural. Sin embargo, líderes comunales y defensores del territorio han advertido que esta ley abre las puertas a la legalización de invasiones y usurpaciones, incentivando el negocio ilegal del tráfico de lotes.
“La población espera leyes que protejan sus derechos, no normas que regularicen lo irregular en beneficio de mafias. Esto parece más una campaña anticipada que un verdadero compromiso con el desarrollo”, declaró un dirigente agrario del sector La Yarada-Los Palos.
La visita no ha pasado desapercibida. Muchos tacneños consideran que esta gira forma parte de una estrategia política desesperada de los parlamentarios, muchos de los cuales buscarán la reelección pese al desprestigio generalizado del Congreso. “Ahora vienen, saludan, entregan diplomas, hablan de leyes que no ayudan a la mayoría, pero en tres años no han hecho nada por esta región. Vienen por votos, no por convicción”, expresó una comerciante del centro de la ciudad.
La falta de conexión del Congreso con las demandas ciudadanas, sumada a los privilegios y blindajes que muchos legisladores se han asegurado, ha convertido a este poder del Estado en uno de los menos creíbles. Y Tacna, una ciudad históricamente crítica y politizada, no parece dispuesta a dejarse engañar.
