Asi estamos en el Perú y particularmente en Tacna con alcaldes preocupados en levantar el árbol más vistoso y más grande. ¿Y las necesidades que agobian a la población señores alcaldes?. Cuando?. Sus promesas electorales cuando?. Mientras tanto la inseguridad es pan de cada día, las pistas con huecos. No se ven nada de obras ni muchos menos obras de envergadura que beneficien a la población.
A medida que se acercan las festividades navideñas, algunos alcaldes de la región Tacna han centrado sus esfuerzos en construir los árboles de Navidad más grandes y vistosos, olvidando atender los problemas estructurales que aquejan a la población. Esta tendencia, que podría parecer inofensiva o incluso festiva, ha generado críticas de diversos sectores, que señalan la falta de gestión en temas clave como la seguridad, la salud, el empleo y el desarrollo económico.
Mientras los recursos se destinan a adornos y luces navideñas, la población sigue enfrentando altos índices de inseguridad. Robos y actos delictivos afectan diariamente a las familias tacneñas, quienes reclaman un mayor patrullaje y estrategias efectivas para combatir la delincuencia. Asimismo, el desempleo continúa siendo una preocupación latente. Muchos jóvenes no encuentran oportunidades laborales en la región, viéndose obligados a migrar en busca de un mejor futuro.
El sistema de salud también presenta graves falencias. Los hospitales carecen de medicamentos y equipos necesarios para brindar atención adecuada, mientras que el personal médico enfrenta condiciones laborales precarias. En paralelo, la educación sufre con infraestructuras deficientes, lo que limita el desarrollo académico de las nuevas generaciones.
“Es increíble cómo se pueden destinar miles de soles en decoraciones cuando la gente está sufriendo por cosas básicas”, comenta un ciudadano de Tacna. La crítica apunta a que estos actos populistas buscan una aprobación inmediata pero superficial, dejando de lado las verdaderas necesidades del pueblo.
La población exige que las autoridades enfoquen su gestión en resolver los problemas que afectan directamente la calidad de vida de los ciudadanos. Es momento de que los alcaldes recuerden que su mandato implica priorizar el bienestar de sus comunidades sobre espectáculos temporales.
La Navidad debe ser un tiempo de esperanza y reflexión, pero sin olvidar que el verdadero regalo para la población sería ver avances reales en seguridad, salud, empleo y desarrollo sostenible.